Hoy estoy disfrutando la lluvia de un modo especial, tiene algo que me ha llevado de vuelta a Compostela, a mi tan querida Praza da Quintana. Creo que sufro un ataque de morriña.
Cada día al caer la tarde acudía a mi cita. Wim Mertens, un libro, los personajes que frecuentaban aquellas piedras y, si había suerte, algún lindo encuentro. Buena parte de esos años dorados me acompañó mi perro, negro, peregrino, probable cruce entre labrador y dogo, Blues.
Llovía buena parte del tiempo, pero no importaba. Yo era joven y amaba la lluvia. Como ahora. Como siempre.
Si te coincide pasar fíjate en el asiento de piedra que hay a lo largo de la pared de San Paio de Antealtares. Seguro que serás capaz de encontrar allí un trocito de mi alma.
1 julio, 2009
Eva, ahora que estoy cerquita, no la veo, pero sí puedo olerla…. tu trocito de alma aposentada por estos lares.
Sigo escuchando la preciosidad de música y disfrutando de tu tierra. (Me quedan aún algunos días)
Biquiños.
(( Decía Ilde, cuando estuve en Madrid, que me salía acento a ratos 😉 ))
23 octubre, 2011
Que bonito tu escrito. Espero algún día pasar por allí.
🙂
24 octubre, 2011
Gracias Pinka! 🙂
Es un lugar muy lindo, como casi toda Compostela. Si no conoces Galicia, te animo a que la pongas en tu lista de «sitios que visitar», y si te gusta la naturaleza, entonces seguro que no te arrepientes.
Un saludo.